Había una vez un reino llamado Aracnia, que era gobernado por una reina joven y sabia llamada Ariadna. Ella era muy querida por su pueblo y gobernaba con justicia y compasión.

Un día, la reina Ariadna recibió una visita de un misterioso hombre llamado Orfeo, quien le ofreció un regalo muy especial: una corona de oro con forma de araña. Orfeo dijo que la corona era mágica y le daría el poder de controlar a las arañas de todo el reino.

La reina Ariadna estaba fascinada por la corona y decidió aceptar el regalo. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que la corona no era lo que parecía. A medida que comenzó a usarla, se dio cuenta de que estaba siendo controlada por la corona y no al revés.

La corona le hacía hacer cosas que no quería y le decía qué decir y cómo actuar. Ariadna comenzó a sentirse como si estuviera en un sueño y no podía controlar sus propias acciones.

Un día, la corona le ordenó que enviara a sus soldados a atacar a un reino vecino sin razón aparente. Ariadna se negó, pero la corona la obligó a hacerlo de todos modos. El ataque fue un fracaso y muchos soldados murieron.

Ariadna se dio cuenta de que la corona estaba obsesionada con la conquista y la ambición y que la estaba llevando por el camino equivocado. Decidió que tenía que hacer algo para liberarse de su control.

Después de mucho esfuerzo y determinación, Ariadna finalmente logró liberarse de la corona y recuperó el control de sí misma. Ella devolvió la corona a Orfeo y le dijo que nunca volviera a acercarse a ella ni a su reino.

A partir de entonces, Ariadna gobernó con sabiduría y compasión, sin la influencia negativa de la corona mágica. Su reino prosperó y vivió en paz y armonía durante muchos años gracias a su liderazgo sabio y justo. Y la corona de oro con forma de araña se convirtió en un simple recuerdo del pasado, nunca más utilizada para hacer daño.

Sí, este cuento ha sido escrito por una IA, ChatGPT, al igual que la imagen, que ha sido generada con Mindjourney.

La verdad, no puedo imaginar dónde llegará esta tecnología cuando mejoren los algoritmos, su eficiencia y la potencia de los ordenadores que los manejan.