Nadie diría que en este mismo lugar se reunieron los conspiradores del 23 F, aunque desde luego, al lugar no le falta el estilo decadente que evoca aquella época.
Mi Black Cola, quizás éste sea uno de los pocos sitios donde se pueda encontrar, se calienta mientras tecleo. Una buena dosis de cafeína y un viejo portátil que causaría risas entre los estudiantes que acuden en masa el domingo desde los pueblos de los alrededores a disfrutar de el último día de fiesta antes de volver a las calses.
Es el final del verano más caluroso que recuerdo, el jodido cambio climático está dispuesto a demostrarle a nuestro expresidente que se equivocaba.
En unas semanas tendremos nuevas elecciones, y parece que el calor va a acompañarnos más allá de la cita.
Miro a través de los cristales tintados, y un sentimiento de tristeza me embarga. La vida parece volver a la normalidad, y me pregunto, si todo lo que él hizo habrá servido para algo, si su sacrificio, y los crímenes que cometió en nombre de su causa habrán cambiado algo, o sólo habrán sido un impass en la tónica habitual de la vida del poder en España.
Ah, claro, quizás no sepas a quien me refiero, éste libro, si llega a publicarse, y no desaparezco antes, o lo secuestran, jamás se editará en España. Nadie lo podrá leer, dudo mucho que incluso en la red.
Estoy viejo, y no creo en eso de internet, aunque todo el mundo parece que pasa más tiempo allí que aquí. Quizás eso contribuya a esta sensación de soledad que me encoje las entrañas. Bueno, como he dicho, estoy viejo, demasiado como plantearme estas cosas.
Ni siquiera sé porqué escribo esto. Quizás sea para recopilar sus andanzas, o para resarcirme del papel que jugué en su captura, o tal vez porque soy el único que conoce la historia completa de sus actos, o para…demonios, estoy viejo y me distraigo. No os he dicho de quién os hablo. Dejadme que guarde el secreto de su nombre para quienes no lo conozcan al menos unos capítulos más, sólo os diré que ha sido una de las más grandes personas, y de las más aterradoras, que haya dado España.
Hablo de él, del que la prensa llamó el Asesino de dioses.