El último dragón murió hace ya una era, y el mundo perdió mucho más que una maravillosa criatura.

Los dragones eran los señores del cielo, pero también los regentes de los sueños. Su esencia impregnaba la misma naturaleza de los sueños, creando en las mentes de los hombres ensoñaciones y anhelos maravillosos. Los dragones eran a la vez inspiración y pesadilla, y cuanto más los temía un hombre, más penetraban en sus sueños llenándolo de tesoros oníricos.

Por eso la Iglesia les dio caza. No podía permitir que la gente soñase con mundos mejores, cuando ellos tenían el monopolio del Paraíso.

Durante siglos, se les dio caza hasta casi erradicarlos, pero mientras uno sólo de estos seres inmortales sobreviviese los sueños de los hombres seguirían alimentando anhelos que contravenían los deseos de opresión y subyugación de la Iglesia.

Y así, con odio y miedo el último dragón fue cazado, y el mundo se tornó gris y oscuro.

 

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Imagen de Wen M para el juego de rol Anima