Cadenas de producción fractal biotecnológica automatizadas, o comúnmente llamadas, las Afalachas.

Cambiaron el mundo como lo conocemos.

Era el año 2040,  y cuando todo el mundo creía que estábamos a punto de desarrollar la Inteligencia Artificial General gracias a los nuevos avances en tecnologías de la información (ahora llamadas Tecnologías de la Singularidad), el mundo dió un vuelco.

A ver, teníamos el 8G con velocidades de 1 TB por segundo, y el 9 G se acababa de descartar pues los procesos de diseño por IA nos habían llevado a darlo por obsoleto antes de lanzarse y teorizaban para 2045 con el 10G, o como lo llamaban los expertos, el Cero X (0X), el primer paso hacia la IA Global. Una red de 1 Petabyte de datos por segundo de capacidad disponible para todos los ciudadanos a nivel global.

Los computadores cuánticos habían revolucionado los sistemas predictivos gracias a los miles de millones de qubits sin errores con los que contábamos.

Disfrutábamos realidad virtual y aumentada de nivel más detallado que la propia realidad en parte gracias a los sentidos aumentados y a las conexiones cerebrales digitales.

Y la red de satélites Starlink usaba su enorme potencia y capacidad ( que con más de 50.000 satélites había convertido el cielo en un collar de gemas brillantes), era capaz de hace runa copia de seguridad de la mente de cada ciudadano del planeta para el día en que esos datos pudiesen cargarse en un ordenador, y colonizar con ellos Marte, Europa y el cinturón de Asteroides. de hecho, las primeras pruebas de fábricas extractivas y ensambladoras dirigidas por mentes humanas ya se estaban llevando a cabo extrayendo recursos de este último.

La tecnología nos había encumbrado a lo más alto de nuestro orgullo, y aunque la mayor parte de la Humanidad, el 99%, vivía en ciudades cerradas, y el Medio Ambiente estaba destrozado por el Cambio Climático y la degradación de los océanos, los bosques y las selvas, esperábamos que la IA nos ayudase a solucionarlo.

Eso nunca pasó.

Andrew «Nuke» Botton, lo cambió todo, y ni los computadores cuánticos del gobierno lo anticiparon. Nacido en 2020, este joven cambió el mundo a los 20 años. Con un genio superior, según dicen, al de Einstein o Newton. A los 5 años dominaba complejos sistemas tecnológicos de programación, con siete hablaba siete idiomas, además del lenguaje de composición musical, con nueve años diseñó un MOOC de psicología que revolucionó el entendimiento del cerebro humano, y que usaba a los propios alumnos para mejorar, con diez entró en el MIT, Caltech y en Stanford, y con catorce se graduó en Física Teórica, Ingeniería Industrial y en Biología. Para entonces, conocía todos los lenguajes de programación inventados por el hombre. Con dieciséis años fundó su propia Iglesia, el Iron Reef, un culto a la biología y la inteligencia.

Pero sus intereses iban mucho más allá de la música, de la tecnología o del ámbito académico. Botton era un apasionado de la Vida, con mayúsculas.

Desde niño, lo único que había resultado un misterio para él eran los sistemas de la vida. su complejidad, la cantidad y magnitud de sus interacciones, su evolución, la infinita posibilidad de formas de vida en nuestro planeta o en otros, estudiar cómo era posible que en el mundo hubiesen existido miles de millones de especies diferentes, todas ellas interactuando y relacionándose unas con otras de mil maneras diferentes. ¿Sería igual en otros mundos? ¿estaría el universo plagado de miles de millones de planetas con formas de vida diferentes y únicas? ¿Cuáles eran los límites de la vida?

A los 5 años Botton comprendió que la única forma de satisfacer su curiosidad era organizar un programa de estudios que le permitiese hacer lo que hizo con 20 años.

Tardó 5 años desde que se graduó hasta que creó Living Infinity Final Engineering (LIFE Inc.) en aprender todo lo que necesitó saber sobre la industria de la biotecnología, mientras que desarrollaba la Teoría de la Fractalidad Infinita del ADN.

Botton comprendió, como muchos otros, que el ADN era la forma en la que el Universo codificaba los algoritmos de la vida, pero gracias a sus capacidades y conocimientos, desarrolló un modelo y máquinas capaces de hacer lo que nadie había hecho.

Si el ADN era la base de la inteligencia y la vida, ¿porqué perder el tiempo con sustitutos digitales altamente ineficientes que desperdiciaban recursos como la energía y que obviaban los miles de millones de años de evolución?

El primer ordenador biológico salió de las plantas de producción de LIFE en 2041. Botton lo llamó «el Cheetah», en honor a su animal preferido.

Era una simple caja blanca del tamaño cubo de Rubik, con una conexión biológica sensible capaz de conectar con cualquier dispositivo digital o cuántico. Conectado a un móvil, o un ordenador, por ejemplo, era capaz de hacer cosas increíbles. Podía, por ejemplo, dotar de una apariencia total de inteligencia a los personajes de un juego que se encontraba un «soñador» (así se llamaba a la gente inmensa en realidades virtuales).

Una simple caja blanca hacía que cada juego fuese único realmente. Se calculó que su capacidad de procesamiento era mayor que los mayores y más avanzados computadores cuánticos.

Al poco, cada ciudadano tuvo en sus manos las capacidades informáticas que hacía unos meses sólo tenían los gobiernos y las grandes corporaciones. Eficiente, sin cables, inteligentes, cuya fuente de alimentación era la luz solar.

No hay que decir que cambió el mundo. Y que asustó a mucha gente.

Un año después del lanzamiento del Cheetah, LIFE lanzó al mercado los Pólipos, pequeñas bolas de Nácar semejantes a perlas de cinco colores, Perla, Plata, Blanco, Negro y Oro.

La gente las llamó Perlas, y cada una de ellas tenía propiedades increíbles.

La Blanca utilizaba las conexiones con el Cheetah y sus sensores neuroquímicos para realizar una copia de la mente y la información biológica y epigenética de una persona, con capacidad para mil copias.

Las Negras eran salvaguardas de los mundos virtuales, almacenando la información de las partidas de cada jugador, y de los mundos que creaba para poder volver a ellos cuando lo desease.

La Perlada creaba una infinidad de variantes de la personalidad de las mentes y cuerpos almacenados en los Pólipos Blancos.

La Plateada conectaba todas las perlas expandiendo sus capacidades exponencialmente y permitiendo que cualquier persona se conectase a ellas sin necesidad de conexiones, el bluethooth infinito lo llamaban .

Y la Dorada servía como un servidor biológico totalmente seguro (ni los ordenadores cuánticos eran capaces de romper su seguridad fractal, que estaba órdenes de magnitud por delante de ellos) que permitía conectar a una persona y sus perlas con los de otras personas, creando una internet de la mente, los sentimientos y las posibilidades.

Imagina lo que supuso ser capaces de acceder a las experiencias de miles de millones de personas, a sus recuerdos, a sus sueños, a sus sentimientos y sensaciones…y a todas las variantes de mundos, personalidades, variabilidades genéticas y demás que las perlas eran capaces de almacenar.

Cientos de compañías entraron en bancarrota, pero sólo les importó a sus dueños, porque para entonces, el tercer producto de LIFE vio la luz, los Árboles del Conocimiento.

Imagina tener una planta en casa, cada uno del tamaño que quepa en su hogar, capaz de diseñar cualquier producto alimenticio molecularmente a partir del aire, cualquier material y la luz solar.

Literalmente podías fabricar cualquier alimento en minutos a partir de pequeños bloques de material biológico inerte comercializados por LIFE. Un filete de buey de kobe, leche, nachos con sabor a queso, picante, o con sabor a leche…lo que quisieses y le ordenases a tu Cheetah que querías para cenar.

Es más, podías descargarte las recetas de miles de millones de otras personas, y probar alimentos imposibles. Un internet de la comida siempre disponible, infinito y casi gratis. Bueno, casi gratis no, gratis. Porque se descubrió, no tardó mucho, que el biorreactor de los Árboles funcionaba con cualquier material, incluso con basura.

LIFE reconoció que sus bloques de materia prima sólo eran una idea de los de marketing para que la gente no rechazase los Árboles por ser capaces de crear comida de la basura, pero que era perfectamente seguro hacerlo y, de hecho, esperaba poder cerrar la división de los bloques porque todo el mundo alimentase los árboles con restos. Quien quisiese podría hacerlo sin ningún miedo a demandas ni intervención por su parte, y quien tuviese reparos a ello, podría comprar los bloques procesados y testados de LIFE. Pero era innecesario.

Cuando en 2045 LIFE anunció que iba a dejar obsoleta la industria de la energía, de los biocombustibles y de los paneles solares mediante el lanzamiento de las Diatomeas, pequeños paneles que reaccionaban con el sol y multiplicaban la energía solar por mil jugando con las energías de los átomos, nucleares, gravitatoria y electromagnética (lo que no dijo entonces es que la versión dos conectaría con la energía de vacío y con un pequeño panel solar daría energía a todo un barrio), bueno…la respuesta ya no se hizo esperar.

Diversos países, desertores de diversos ejércitos y corporaciones rivales realizaron un ataque en masa ha las sedes de LIFE. Ni que decir tiene que fueron rechazados fácilmente. No sólo porque sus dispositivos tecnológicos y sus mentes eran fácilmente hackeables para las tecnologías fractales de Botton, sino porque de la nada surgieron criaturas increíbles que aplastador cualquier fuerza analógica que quedaba en pie.

Criaturas de tamaño kaiju, enjambres de nanobiobots capaces de destruir los enjambres nanotecnológicos rudimentarios con los que los agresores contaban, soldados colmena inmortales y regenerativos…y cosas mucho más increíbles diseñadas por el Iron Reef y sus creyentes.

En cuestión de horas el ataque fue desmontado, y quedó claro que LIFe Inc. era la única superpotencia mundial existente.

Eso fue la semana pasada, pero a Botton no pareció inmutarle lo más mínimo.

Se dice que cuenta con una docena de laboratorios en el mundo, cada uno de ellos con los parientes avanzados de los Cheetath y del tamaño de edificios, enterrados en el suelo. También que ha mandado sondas biológicas fractales a todos los planetas y lunas del sistema solar para replicar en ellos sus laboratorios, y ofrecer a la gente la posibilidad de vivir allí mediante trasvases de copias de su información almacenada en las perlas.

También que ha extendido sus cadenas de producción, las Afalachas, por un centenar de países.

El propio Botton ha cambiado, dicen, uniendo su mente a Nirvana, la computadora biológica fractal más avanzada de LIFE, capaz, dicen, de replicar las cadenas de ADN en escalas fractales cada vez más pequeñas y eficientes. Mientras que las tecnologías anteriores a LIFE manejaba el tamaño de la picotecnología, (diez elevado a la menos doce), los dispositivos comerciales de Botton trabajaban a nivel femto y atto, diez a la menos quince y a la menos dieciocho, y se cree que Nirvana ha alcanzado en cinco años el nivel yocto (diez elevado a la menos 24), siendo su mejora cada vez más rápida.

LIFE promete lanzar productos cada pocos meses ahora, y dice que en dos años lanzará mejores productos cada mes, puede que cada semana o cada día.

También ha prometido que nada de lo que haga pondrá en peligro la vida humana, y que ayudará a restaurar la Tierra a su estado preindustrial, pero qué queréis que os diga. La promesa de viajar a otros mundos, reales o virtuales, inducidos por el sueño o no, es tan llamativa, que dudo mucho que haya nadie en el mundo que se conforme con mantenerse lejos de los productos de LIFE y vivir una vida sencilla, por muchos lujos que se tengan.

Al final, todos terminaremos siendo parte, de una forma u otra, de LIFE, la corporación viviente.