Presentación

La idea que inició este artículo no es original mía, la chispa vino de la nueva aventura en la que se ha embarcado la gente de Paizo, Starfinder.

Un juego que muestra el mundo (mejor dicho, el universo de Pathfinder) como será miles de años en el futuro cuando las razas de Golarion visiten las estrellas.

Supongo que será un Spelljammer hipervitaminado y modernizado, pero la idea me encanta. La idea de poder llevar tus personajes al futuro es algo que tengo muy presente en el diseño de Covenant.

Bien, en la carta de presentación de Starfinder hablaban de que hace años se barajó la idea de un ascensor espacial en Golarion (idea que rechazaron, por alocada, por eso me gsuta tanto), y no hizo falta más.

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Los juegos de rol de hace unos años habían perdido parte de su grandeza, que no grandilocuencia, y el sentido de la maravilla sólo estaba presente en algunas pocas publicaciones. Por suerte, dicen que D&D está recuperando ese pulso (sí, soy de los que sólo lo comprarán si lo traducen al castellano), y otros juegos modernos están siguiendo esa senda.

Así que nada, decidido como estoy a contar las historias más grandes del mundo, para sorpresa de vuestros jugadores, y con ganas de devolverles ese sentido de la maravilla, me dispongo a presentaros a Los Constructores.

Uso

Esta raza puede ser utilizada en cualquier juego de fantasía para darle un sabor distinto a las aventuras de vuestros personajes.

Podéis incluirlo en cualquier mundo de D&D o de fantasía (bueno, en Infinity Dungeon no tiene mucho sentido, y los Constructores sí fueron a Black Hammer, pero la Plaga exterminó y corrompió a toda la expedición, por lo que ahora es un mundo prohibido para ellos.

Como master, seguro que se te ocurre cómo sacar un buen partido de este artículo, sea cual sea el mundo en el que tus personajes estén jugando.

Introducción

Enjhamen lanzó un último mandoble para despejar el camino selvático. En otros tiempos, estaba seguro de que el camino había sido creado, mantenido y transitado por alguna de las viejas civilizaciones extintas de esas tierras. Los hombres lagarto, quizás, quienes dejaron las ruinas de zigurats y ciudades ahora ocultas por la maleza que él conocía tan bien.

Bajo su espada, las últimas lianas cayeron sobre los restos de los adoquines de piedra del antiguo camino, y el sol inundó el camino que tras él había abierto. Sus compañeros levantaron los brazos y entornaron los ojos cuando el astro rey ilumino sus rostros y cegó sus pupilas, acostumbradas a la penumbra de la jungla.

Poco a poco sus ojos fueron acostumbrándose a la nueva luz, y ante ellos se desplegó una imponente vista, el Valle de Theran. Extrañas criaturas habitaban este valle, que en realidad era el inmenso cráter creado por una roca caída del cielo y que, aislado del mundo, había evolucionado apartado de todo durante milenios.

Pero más allá de las extrañas criaturas que allí habitaban, animales y vegetales, y de los extraños metales que los aventureros esforzados podían encontrar en su lecho, Enjhamen y sus compañeros habían venido aquí por otro objetivo. Un objetivo que ahor apodían ver en la distancia.

Allí, en mitad del inmenso círculo del valle, una delgada columna surgía de la tierra y se elevaba hacia los cielos, tan alto y tan lejos, que ni los aguzados ojos de su compañero elfo podían distinguir el final de la misma.

Habían encontrado el Elevador del Cielo.

Los Constructores

Nadie los ha visto, o al menos nadie que haya vivido para contarlo.

Normalmente llegan a un mundo desde las profundidades del espacio, con su magia alienígena, y crean sus estructuras para luego irse por donde han venido sin dar explicaciones ni rendir cuentas.

Atrás, esta enigmática raza deja una de las maravillas más grandes del Multiverso, los llamados «Elevadores del Cielo», imponentes estructuras que conectan la tierra con el cielo mediante un cable irrompible, y que permiten a los viajeros lo suficientemente valientes como para utilizarlo, acceder a las plataformas espaciales que les situarían fuera de sus respectivos mundos.

Nadie conoce los objetivos de los Constructores, por supuesto, seguramente ni siquiera los Servidores (de quienes hablaremos un poco más adelante), pero la teoría más aceptada por los principales sabios es que son alguna especie de dioses primigenios expulsados hace mucho de los planos divinos. Quizás sean incluso los progenitores de los actuales dioses, o una rama de hermanos o hijos descarriada, y expulsada por crímenes desconocidos (o por no apoyar los crímenes de los dioses actuales)

Se dice incluso que los Constructores, en su exilio, han ideado los Elevadores del Cielo como una forma de contrarrestar el poder de los dioses de los Planos. Los dioses dominan los planos con sus poderes y su magia, utilizando los portales mágicos para que sus servidores accedan a los mundos y a otros planos.

Obviamente, como exiliados de los Planos, los Constructores tenían que encontrar una forma de mantener su influencia en le Multiverso, y para ello necesitaban dos cosas. La primera, una forma de acceder a los mundos, la segunda, crear una red de tránsito que pudiesen utilizar, y que crease una cultura paralela a la de los dioses.

Así, con su arcaica magia, se dice que idearon los Elevadores para sacar a las razas de los mundos a los que les habían confinado los dioses, con el fin de crear una civilización en lo que ellos llaman el Yermo Oscuro (su lugar de exilio), para luego establecer sus propios cultos, reinos e imperios.

Puede que algún día, los Constructores se dejen ver de allí donde se escondan, una vez las civilizaciones del Yermo estén maduras para escuchar su Palabra y puedan renegar de los dioses de los Planos, a los que la grandeza del Yermo hace aparecer como provincianos poderes, a la vista de los experimentados Viajeros del Yermo.

Si esta historia es cierta, por supuesto, significaría que los personajes adoradores (sobre todo clérigos y paladines) de los dioses de los Planos podrían encontrar el viaje por El Yermo Oscuro, digamos…»interesante».

Los Servidores del Cielo

A cargo de toda la infraestructura encontramos a los llamados «Servidores del Cielo», una raza menor pero aplicada, dejada atrás por los Constructores, cuya única función es el mantenimiento y manejo de este poderoso artefacto mágico.

Muchos pueblos confunden a los Servidores con los Constructores, un error común, que la mayoría de las veces no es desmentido por los primeros. Callados y laboriosos, su única obsesión es mantener el Elevador en funcionamiento. De hecho, parecería que han sido creados para ello, e incluso tienen una fobia terrible, algo innato, a alejarse de las instalaciones del Elevador. sólo en caso de extrema necesidad en las que el funcionamiento o el propio artefacto estén en peligro, se alejarán del perímetro del mismo.

Los Servidores poseen una apariencia humanoide, pero se ve claramente que no son de ninguna de las razas habituales del mundo. Con un claro aspecto arbóreo, podrían asemejar hombres árbol (treants o ents) menores, cuyo cuerpo luce extrañas grabaciones en metales preciosos. Se cree que estas incrustraciones de metal reflejan su estatus dentro de la jerarquía de los Servidores.

El Elevador del Cielo

Cada elevador consta de cuatro partes, la primera, las instalaciones en tierra, donde habita la mayoría de los Servidores, y que suele tener habitaciones para huéspedes y habitáculos que en algunos mundos han servido para construir extrañas tabernas y tiendas con productos que no son de este mundo.

Estos mercados y tabernas, pueden ser un lugar interesante para una partida, pues en ellos puedes encontrar objetos que no han sido vistos nunca en otras partes del mundo, o contratar mercenarios, bardos o asesinos de razas que jamás pisaron estas tierras. Procedentes de mundos distantes y a los que desean volver (por lo que necesitan mucho dinero) o de los que no quieren saber nada, estos seres pueden ofrecer una variopinta ensalada de oportunidades para dar color a tus partidas, incluso sin llegar a usar el Elevador.

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La siguiente parte de un elevador es el cable. Forjado por algún tipo de magia desconocida, su fuerza es tal que las espadas mágicas más poderosas se mellan si tratan de atacarlo. el cable parece forjado en un metal extraño, que en algunos mundos es negro como el azabache, en otros dorado y en otros casi invisible, como el aire.

El cable se erige hacia el cielo, imponente, dejando atrás las miradas de los curiosos, sobre pasando las nubes y superando las cumbres más altas del mundo, hasta llegar más lejos de lo que nadie que no esté versado en los secretos del Multiverso puede imaginar.

La tercera parte del Elevador del Cielo son las cabinas. Estas habitaciones mágicas, profusamente decoradas, también elaboradas en diferentes metales, dorados, plateados o cobrizos, poseen también enormes ventanales de valioso cristal que, en teoría, permiten a los viajeros que las usan contemplar las increíbles vistas del mundo a medida que éstas trepan gracias a su poderosa magia por el Elevador y van dejando el mundo atrás.

Por último, en la cúspide del cable, a miles de millas de altura, se encuentra la cuarta parte de todo Elevador, La Corona.

Inmensas estructuras, talladas en metal o roca, son auténticas fortalezas flotantes que, fuera de la atracción gravitatoria del planeta, dependen de la poderosa magia de los Constructores para mantener una gravedad y una atmósfera respirable, con sus balconadas de roca, sus salones abiertos y sus pozos de desechos.

Es posible, se habla de casos concretos, en los que un Elevador posea varias de estas estructuras, así que es posible encontrar Elevadores del Cielo con múltiples cables, o con diversas Coronas situadas a lo largo del Cable.

Porqué los Constructores varían su diseño de forma caprichosa, sin seguir ninguna razón aparente, es algo que se preguntan los sabios de un millar de mundos, que dedican sus vidas a estudiar los Elevadores como una de las maravillas del Multiverso.

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Quizás, tan interesantes como las propias fortalezas, sean las barcazas y navíos que los personajes pueden encontrar en sus muelles.

La mayoría de los viajeros planares y archimagos conocen los portales mágicos para viajar entre dimensiones, pero existe todo un universo desconocido para la mayoría de los habitantes de los mundos fantásticos, demasiado atrasados para conocer el concepto de espacio.

Fuera de sus protectoras atmósferas, a distancias increíbles que sólo navíos mágicos de gran poder pueden salvar, existen una miríada de mundos por explorar, tesoros por encontrar y criaturas terribles que dejarían pequeños a los grandes dragones, como las Tarrascas del Vacío, la raza de los Gigantescos Constructos Anaqueles y las Vibrantes Hordas doppleganger de los Usurpadores de Mundos.

En los muelles de carga de las Coronas es habitual, aunque no tiene porqué ser una regla, encontrar uno o varios de estos navíos, en los que los personajes pueden encontrar psaje o trabajo, ya sea en un barco imperial, un bajel pirata, un carguero comerciante, un navío explorador, o, en el peor de los casos, una nave esclavista.

La única regla que los Servidores se encargar de hacer cumplir, es no dañar el elevador, bajo pena de no volver a usar ni éste ni ningún otro elevador del Multiverso. Y eso cuando cuelgas a miles de millas de la superficie puede ser el la peor condena de exilio imaginable. El así condenado se verá obligado a permanecer en la Corona para siempre, o vagabundear por el espacio de Corona en Corona, tratando de encontrar un navío capaz de bajar directamente a un planeta mayor atravesando su atmósfera, algo más difícil de lo que podría pensarse.

Sólo uno de cada mil navíos cuenta con las protecciones mágicas necesarias para hacer un descenso en un mundo con atmósfera, y todos ellos son buscados y atesorados por los grandes imperios y las razas caníbales como parte de sus armadas invasoras. Generalmente, contrariar a los Servidores suele ser sinónimo de una vida de exilio de los mundos, de planetoide yermo a planetoide yermo, de navío en navío, y siempre añorando y contemplando las vidas que los mundos bajo las Coronas prometen, y que ya nunca podrán contemplar.

La vida en el Yermo Oscuro es dura.

Cuando los personajes deciden poner un pie en una cabina de un Elevador del Cielo, no saben lo que pueden encontrar. Quizás una fortaleza vacía que ocupar con unas vistas imponentes de su mundo, o si tienen suerte (buena o mala, eso dependerá de ellos) pasaje hacia aventuras desconocidas. Sea lo que sea, su perspectiva acaba de cambiar invariablemente y su mundo les parecerá ahora mucho más pequeño y triste.

Ideas de aventura

  • La Ruina: Una facción terrorista, llamada los Buscadores de la Ruina, amenaza con derribar «El Elevador del Cielo», lo que tendría terribles consecuencias no sólo para los viajeros que lo usan, sino para todos los pueblos y ciudades situados en su camino de caída. La estructura flexible pero increíblemente dura del cable del elevador daría varias vueltas al mundo, causando temblores, destruyendo manzanas enteras de cada ciudad y dejando una herida incurable en el mundo. Por eso los jugadores deben detenerlos antes de que logren cumplir su objetivo.
  • Lejos del Hogar: Los personajes deben escoltar a un extraño ser, que resulta ser uno de los Servidores del Cielo, en su misión por encontrar un objeto para poder reparar el elevador, que ha sido dañado por una batalla entre un poderoso archimago y un dragón gran Wrym que deseaba establecer su guarida en él. Ahora, del hecho de que consiga una piedra mágica, depende que el elevador pueda volver a funcionar.
  • Cementerio: ya se ha liado, era de esperar decían todos. en el momento que la Emperatriz Madre, la creadora del Imperio decidió utilizar la Corona del Elevador del Cielo como panteón para sus familiares y para los héroes del imperio, transformándola en un mausoleo, bueno, una decisión así sólo podía terminar en desastre.

Fue sencillo para ella conquistar los reinos adyacentes situados en el ecuador de su mundo, donde casi siempre se encuentran los Elevadores, y cerrar el acceso con sus tropas. Los Servidores, mientras no se dañe el artefacto, no van a oponer ninguna resistencia.

Tampoco fue difícil enviar tropas y asesinos a la Corona para acabar con la poca resistencia que los taberneros, los piratas y los aventureros que la ocupaban. Un plan genial ¿no? Lo fue durante siglos. La promesa de que tus restos descansasen en semejante morada de por vida espoleó a los héroes imperiales a realizar numerosas conquistas, y el Imperio creció.

Pero algo ha pasado. Los Servidores no cuentan mucho, no son muy de hablar, ellos sólo hacen subir y bajar las Cabinas y las Vainas por el Cable, independientemente de lo que suba y baje con ellas.

Por ello, cuando un poderoso Muerto Viviente del Yermo Oscuro llegó, mató a toda la guardia del Mausoleo (apostada allí para ahuyentar navíos del yermo) y reclamó los cuerpos de los mayores héroes y reyes del Imperio, muchos se santiguaron y murmuraron que jugar con las cosas que no se conoce sólo podía llevar al desastre.

Cuando la Madre del actual Emperador, convertida en un Vampiro del Yermo, bajó en una vaina acompañada por las legendarias heroínas, las Tres Encantadoras, convertidas a su vez en Banshees Mentales, y drenaron la vida de miles de ciudadanos antes de que los clérigos del Imperio lograsen ahuyentarlas de vuelta a la Corona, el Emperador comprendió que había de hacer algo.

El Imperio ha mandado varias expediciones de soldados y aventureros sólo para engrosar las filas de las hordas del Rey del Cielo, como se hace llamar este poderoso e inteligente muerto viviente.

Ahora, ha decidido contratar a los personajes, para ver si tienen mayor suerte al limpiar el Mausoleo.

Como aliciente, el magnánimo Emperador ha ordenado que hasta que el mausoleo sea limpiado, todo lo que salga del Elevador debe ser destruido, ya esté vivo o muerto.

  • Hogar, dulce hogar: no nos vamos a engañar. ¿Una inmensa fortaleza vacía, de imposible acceso si no es a través del Elevador, con plataformas para viajar a otros mundos, una raza servidora que mantiene todo en funcionamiento y unas impresionantes vistas desde sus salones, torreones y balconadas abiertos al espacio? Se han declarado guerras entre naciones por mucho menos, así que era de esperar que los personajes pusiesen sus ojos sobre ella.

Los personajes tienen que limpiar la Corona de una infestación de Vermits (criaturas insectoides que han matado todo lo que allí había), y a cambio, los Servidores les permitirán establecer allí su morada. Defender la fortaleza después y hacerla suya para siempre ya dependerá de que los personajes y sus servidores logren defenderla de quienes quieran arrebatársela.

Además, es posible que entre todas las piezas abandonadas en los muelles y plataformas, los personajes puedan construir su propio Crucero del Yermo, y comenzar a explorar el Multiverso como nunca hubiesen imaginado.